Un hijo de la montaña en el mundial de tri cross de Alemania

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Es la primera vez que dos costarricenses compiten en un campeonato mundial de TriCross de la ITU en categoría élite, conozcamos a uno de ellos.

Rom un hijo de la montaña

Es temprano en la mañana, agarra una fruta y camina a la piscina natural frente a su casa, playa Vivos en Santa Lucía de Paquera, Puntarenas.

Rom calcula las mareas y nada cuando el mar esta calmo, casi como un estero pues su entrenador  Roberto Solano siempre le exige pulir la técnica en el agua.

Termina su sesión de natación y ahora si desayuna fuerte, depende los días se turna con su esposa Aracelly para llevar a sus hijos Emily y Lance (10 y 6 años) a la Escuela de Cóbano.

“Aracelly la conocí en Montezuma de donde es ella, yo era un muchachillo, es la mujer más linda que he conocido, me enamoré a primera vista, me costó mucho conquistarla”, dice entre risas Rom.

De esta unión han nacido dos niños atletas, Emily y Lance, la primera le gusta nadar y compite a nivel escolar ,  Lance quiere ser triatleta y le hace bromas al papá pues le dice que quiere ser como Leo Chacón , ya Lance ha hecho sus triatlones y le encanta “jugar a ganar”.

La jornada de Rom continua con mil y unas labores en la finca de la familia y en el laboratorio de tecnología de su padre Hearth Akerson, inventor del “Transverter”, un dispositivo patentado para el ahorro de energía en dispositivos eléctricos y electrónicos.

A Rom después de su primera sesión de entreno lo pueden ver poniendo postes, cortando el pasto, haciendo cercas en la finca, jalando materiales de construcción o hasta ayudándole en la huerta orgánica a su mama Honey.

“Imagínese que para ir a la ferretería nos llevamos casi una hora solo ida, ahora que estamos haciendo casa ha sido muy entretenido”, explica su esposa Aracelly.

En la tarde Rom hace el ciclismo, pero salir de su casa es literalmente salir de la jungla. “Si hace bici de ruta tiene que poner la bici en el cuadraciclo o el carro y salir por barro y piedras para buscar asfalto, una vez en la calle hace lo que esta en el plan de entrenamiento”, comentá Aracelly desde Cóbano.

Rom corre en la montaña, esta rodeado de ellas, monos de todo tipo, pájaros y diferentes animales silvestres apoyan y retan a Akerson cuando pasa a “cohete” por esos trillos.

La finca donde están sus padres y hermanos tiene de todo tipo de animales, cabras, vacas, caballos, ovejas, gallinas.

La dieta de la familia Akerson Carmona es super natural, todo lo tienen a la mano pues lo producen en la finca. “Aquí usted no ve un envase de jugo, paquete de galletas o algo, mis hijos ya se acostumbraron, Rom come de todo menos carnes rojas”.

Los fines de semana doña Honey madre de Rom  comercializa productos orgánicos a Tambor, Montezuma y Santa Teresa , labores en las que naturalmente trabajan todos los miembros.

Cuando el papá de Rom lo envía a hacer tareas a la capital cada 15 días, aprovecha y entrena con sus compañeros de equipo tres días, es ahí cuando toca una piscina o corre en pista.

Quienes conocen a Rom saben que siempre anda feliz, con una sonrisa a flor de piel y escucharlo hablar es escuchar a un campesino con acento “gringo”.

Su esposa Aracelly comenta que a el no le gusta para nada que le digan gringo o que no es tico. “ Rom es más tico que la mayoría, ama Costa Rica , a veces se a puesto triste porque lleva más de 27 años viviendo acá y su nacionalidad no la han aprobado aún, cosa que nos parece extraño pues a diario vemos como a otros si se lo dan”.

Su trayectoria como atleta ha sido desde niño, su padre siempre lo llevaba a competir a la carrera de Chirripo, Ruta de los Conquistadores, medias maratones y cuanto evento existiera que les significara un reto.

Rom ha sido campeón nacional de triatlón, subcampeón de la Ruta de los Conquistadores y hasta campeón mundial de Xterra en categoría sub23.

Rom a sus casi 30 años seguirá representando a Costa Rica, sino que lo diga su hijo Lance quién le envió ayer una foto con un dibujo de la bandera tica a Alemania por Whatsapp “Vamos papi con todo, te amo”

Fotografía: Jose Andrés Vargas