Yo fui testigo de los ticos en Cozumel

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El jueves 19 de setiembre, una numerosa delegación de ticos llegaron al Aeropuerto Juan Santa María para tomar su vuelo con dirección a Cozumel, ubicado en Quintana Roo, México, algunos viajaban como triatletas y otros íbamos como acompañantes, para brindar apoyo en la culminación de un sueños que se convirtió en proyecto hace meses para la mayoría.
En el aeropuerto podías observar a todos y cada uno con su camiseta estampada con el estandarte nacional, todos con caras de ilusión , todos con expectativas diferentes, pero pienso que había 2 pensamientos que unían a la mayoría, uno era el de cruzar finalmente la meta de un evento Ironman tm y recibir merecidamente la medalla que ya era suya desde el momento que tomaron la decisión de inscribirse en tal evento y tener la disciplina de entrenar. La otra ilusión que les unía, pienso que era la de representar a nuestro país en el exterior, dejarle saber al mundo que ellos eran ticos y que estaban ahí poniendo su granito de arena.
Desde el momento que se tomó el avión se dejaba sentir la delegación tica, en los otros aeropuertos y hasta en el viaje el ferry donde se culminaron más de 12hrs de viaje, se podía distinguir con facilidad que ahí estaban los ticos y que las energías positivas no estaban ni cerca de agotarse.
En los días previos, siempre se podía observar a un tico en la calle, ya fuera corriendo, andando en bicicleta y simplemente caminando por ahí para conocer un poco de la isla antes del evento principal, como nos caracteriza a los ticos, nadie se quedaba quieto…
El sábado se realizó el reconocimiento del circuito de la natación donde los primeros 800m presentaban corrientes en contra, primera esquina hacia la izquierda corrientes cruzadas y el regreso fue un poco más tranquilo, el agua era tan cristalina que se podían observar a todos los habitantes marinos paseando bajo los nadadores sin inmutarse de manera alguna, premonición de una natación muy entretenida. A partir del momento en que finalizó el reconocimiento, casi todos los ticos entraron en “modo competencia” por llamarlo de alguna manera, gente metida por completo en ellos mismos, otros con cara de susto, otros más bien había que amarrarles a una silla para que se quedaran queditos, ya quedaban menos de 12 horas para iniciar el evento por el que habían estado esperando meses.
La lluvia apareció el Domingo en la mañana, pero como si el cielo supiera que a las 7:00 am daba inicio la competencia, a esa hora puntualmente dejó de llover, así que los ticos comenzaron a tomar el mar en el horario que les tocaba, algunos a las 7:00am y finalizaron la entrada al agua con la categoría por edad 30-34 años a eso de las 7:30 am.
La temperatura durante el ciclismo osciló entre los 30 y 34 grados centígrados, el viento no estuvo muy presente, el cual se dice que es un característica de este evento, pero este año no fue tan fuerte lo que permitió que los ticos se dieran gusto pedaleando rápidamente, incluso algunos competidores comentaron que sin darse cuenta, alcanzaban velocidades entre los 34km/h y lo 36 km/h.
En la parte final de la competencia, se podían observar banderas ticas en varios sectores del recorrido y siempre se encontraban bulliciosos, apoyando a cuanto triatleta pasara y por supuesto, dejando las gargantas por completo cada vez que pasara un compatriota, sin tener la necesidad de saber quién era, el hecho de reconocer que fuera tico ya era razón suficiente para animarle de la mejor manera posible. De repente, el cielo de nuevo se apiadó de los atletas y comenzó a llover con fuerza, al principio fue una lluvia refrescante, pero hubo momentos cuando la lluvia era tal, que los desagües de la isla no daban abasto y se crearon pequeños tramos inundados en los que había que correr con las rodillas arriba, esto no le bajó las energías las barras costarricenses, las banderas mojadas, las palabras de apoyo, las porras, todo seguía igual, hasta que entrara el último de nosotros, quien era tan digno de admiración como quien entrara de primero.
Bajo del arco de la meta, pudimos ver personas, saltar, bailar, gritar, ver hacia el cielo, entrar con familiares, vimos personas sin piernas, un padre con su hija en silla de ruedas… en fin… vimos de todo, pruebas de que este tipo de eventos están al alcance de quien se proponga hacerlo, sin importar edad, sexo, incluso sin importar que les falte una parte de su cuerpo.
De parte mía, fue un honor y una gran oportunidad poder acompañarles, muchas gracias por dejarme compartir este momento, esta celebración de su disciplina y empeño con ustedes.